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Centro de Estudios Especializado en Lenguaje y Aprendizaje.

  • Trastorno Autista.

    La observación conductual de un niño con autismo con fines diagnósticos es una tarea compleja que debe ser realizada, por lo tanto, por profesionales expertos (neuropediatras, psiquiatras o psicólogos). En particular Nosotros consideramos que los diagnosticos tienen que ser evaluados por un equipo multidisciplinario a los efectos de obtener una conclusion acertada del tipo de gravedad a la cual nos estamos enfrentando.Se debe realizar una exploración física y neurológica completas, con pruebas de visión y audición. Durante esta fase, es aconsejable poder observar la relación con la madre (o persona que atienda preferentemente al niño), puesto que habitualmente aporta datos muy significativos para el diagnóstico diferencial. Para realizar el diagnóstico del autismo se deben detectar déficits severos en tres áreas principales: Alteración cualitativa de la interacción social. Alteración cualitativa de la comunicación. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados.

  • Sindrome de Asperger.

    El síndrome de Asperger (AS) es un trastorno severo del desarrollo, considerado como un trastorno neuro-biológico en el cual existen desviaciones o anormalidades en los siguientes aspectos del desarrollo:

    * Conexiones y habilidades sociales.

    *Uso del lenguaje con fines comunicativos.

    *Características de comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes.

    * Una limitada gama de intereses.

    * En la mayoría de los casos torpeza motora.

    Gracias a un diagnóstico, el niño o el adolescente con este trastorno puede ser reconocido por tener verdaderas dificultades en situaciones que otros encuentran fácil y agradables. Puede haber un cambio positivo en las expectativas, la aceptación y el apoyo de los demás, trayendo más respeto y aliento. Pero, sobre todo, el diagnóstico es un paso esencial para el niño o el adolescente para tener acceso a la atención adecuada para él con el fin de mejorar su adaptación social.

    Comprender el diagnóstico permite a los padres tener finalmente una explicación para el funcionamiento atípico de su hijo, y saber que esto no se debe a una mala educación o trauma. De esta manera los padres y el entorno pueden tener una explicación adecuada del comportamiento inusual del niño, teniendo acceso a más información y  el apoyo de  profesionales  para guiarlos en el proceso de crecimiento..

     

    • CONCLUSIONES TEA. ATENCION TEMPRANA.


      Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) se caracterizan por ser de inicio temprano en el neurodesarrollo con dificultades en la interacción social, comunicación, intereses restringidos y conductas repetitivas.

      Nuestro propósito es facilitar la identificación temprana de niños con riesgo de padecer un trastorno del espectro autista (TEA) para que se les pueda remitir inmediatamente a una evaluación diagnóstica completa que permita iniciar prontamente la intervención. El interés por la identificación temprana radica en la evidencia acumulada durante los últimos 10 años, que establece que una intervención temprana específica, personalizada para el niño y su familia, conduce a una mejoría en el pronóstico de la mayoría de los niños con TEA.

      Los TEA se manifiestan pronto en la vida: siempre antes de los 3 años de edad; aunque, lamentablemente, muchas veces no se identifican hasta meses o años después. Los casos de menor grado de afectación o aquellos con niveles cognitivos normales o superiores a la media frecuentemente no se identifican hasta la edad escolar. Los estudios de estos últimos años han perfeccionado la descripción clínica de estos trastornos y sus límites clasificatorios, y han aportado nuevos métodos de identificación y de diagnóstico. Por el momento, carecemos de biomarcadores específicos, pruebas de laboratorio o instrumentos clínicos que identifiquen objetivamente estos trastornos.

      El diagnóstico especializado es un procedimiento costoso y complejo, dependiente de un juicio clínico informado, que debe reservarse para aquellos casos en los que esté justificado. Sin embargo, la detección temprana de aquellos casos en los que el diagnóstico esté indicado es un proceso simple y no costoso, que permitirá racionalizar nuestra actuación. Somos capaces de sospechar y de reconocer el autismo y otros TEA en los primeros años de vida, y apreciamos ahora que existe un espectro de afectación que supera las primeras descripciones de Kanner del año 1943. Es posible identificar los TEA bastante antes de lo que se hace en la práctica habitual y numerosos estudios demuestran que, a pesar de no conseguir su curación, somos ahora capaces con la intervención temprana de mejorar su pronóstico y la experiencia de sus familias. El desafío actual radica en aplicar este conocimiento que poseemos en favor de este sector de nuestra sociedad; para ello la identificación temprana representa un paso fundamental que no puede, ni debe, obviarse.

       

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